Poco a poco han ido surgiendo soluciones y la inventiva se ha
puesto a prueba lo que vislumbra un lento proceso de recuperación.
La IDC, fundada el 25 de junio de 1965 está inmersa en
una fase donde se retoman rubros que fueron en descenso. Ya
suman cientos de nuevos renglones dejados de elaborarse los
que irrumpen en las líneas de producción y ejemplo
de ello es que se alcanzan índices de antaño en
lo relativo a la elaboración con alta calidad de implementos
para el boxeo, como son los guantes y las cabeceras.
Algo parecido puede argumentarse sobre el béisbol, considerado
por los cubanos como su deporte nacional, con el incremento
productivo de pelotas, guantes y bates. Los trabajadores de
la IDC se adentran lo mismo en la elaboración de canoas
de distintos tipos para el kayak, hasta los miles de juegos
de ajedrez que surgen para enfrentar el creciente interés
por el juego ciencia que muestra la ciudadanía, sobre
todo los niños.
No escapan otras esferas donde la calidad está presente
como son las producciones textiles, cuyos mejores exponentes
se aprecian en el vestuario que utilizan los 16 equipos que
intervienen en cada Serie Nacional de Béisbol o los cuatro
elencos que a renglón seguido se enrolan en las llamadas
Super Liga.
A la IDC le corresponde enfrentar la amplia variedad del vestuario
a utilizar por los deportistas del país que intervendrán
en la II Olimpíada del Deporte cubano, evento multideportivo
que se realizará durante la primavera de 2004.
Entre la amplia oferta de la entidad se cuentan artículos
recreativos y luminarias o pizarras electrónicas. Estas
producciones se ofrecen para la exportación directa,
y también se brinda la oportunidad, a las empresas interesadas,
de participar con Batos en modalidades de negocios.
La IDC se ha expandido hacia otras zonas del país y posee
filiales en la occidental ciudad de Pinar del Río, Morón
y Florida, en el centro-este, así como en Santiago de
Cuba y la montañosa localidad de Buey Arriba, ambas en
la zona oriental. Todas realizan producciones en pieles, textiles
y madera, mientras que una pequeña fábrica de
calzado se localiza en Artemisa, ciudad ubicada a 60 kilómetros
al oeste de La Habana.
Así es el panorama actual de uno de los sostenes del
movimiento deportivo cubano. Todavía falta mucho por
avanzar, pero son ostensibles los saltos producidos desde la
fundación de la IDC cuando su único objetivo era
elaborar pelotas para béisbol con métodos artesanales.
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