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La nueva historia del béisbol
cubano comenzó a forjarse
el 14 de enero de 1962 fecha que marca el nacimiento de las
series nacionales que poco a poco fueron adentrándose
en el gusto de la exigente y conocedora afición.
Fidel Castro, entonces Primer Ministro del Gobierno Revolucionario,
al referirse a los peloteros enrolados en la I Serie Nacional,
expresó: "Son gentes del pueblo, muchos muchachos
humildes que han tenido la oportunidad de jugar pelota, porque
estas gentes eran humildes, pero eran explotadas bajo el régimen
capitalista (...), los compraban, los vendían (...).
La pelota se había convertido también en una empresa
capitalista, y ahora la pelota se ha convertido en un verdadero
deporte".
De pronto fueron quedando en el recuerdo aquellos encuentros
de la Liga profesional de invierno que se originaba íntegramente
en el entonces Gran Estadio del Cerro con la presencia de los
equipos Marianao, Cienfuegos, Almendares y Habana, conjuntos
que se nutrían de algunas figuras del nivel de Triple
A e incluso de las llamadas Grandes Ligas.
Surgieron entonces Orientales, Centrales, Occidentales y otros
que llevaban el patronímico de las seis provincias: Pinar
del Río, La Habana, Matanzas, Las Villas, Camagüey
y Oriente; más adelante irrumpían otros que han
llegado a ser emblemáticos como lo son en la actualidad
Industriales, Santiago de Cuba y Villa Clara, por citar tres
ejemplos.
El equipo Cuba está considerado como uno de los mejores
del planeta, incluso después del acuerdo de la Federación
Internacional de Béisbol (IBAF) de permitir el acceso
de profesionales a todas las competiciones del ciclo olímpico
así como los campeonatos mundiales y copas intercontinentales.
Desde la década del sesenta del pasado siglo los cubanos
han conquistado infinidad de títulos que colocan a la
mayor de las Antillas como uno de los exponentes más
fuertes de un deporte practicado por más de cien naciones
en los cinco continentes.
En repetidas ocasiones ha conseguido el título del Campeonato
Mundial, venciendo a conjuntos tan fuertes como Japón,
Estados Unidos, Corea del Sur, Taipei de China, Puerto Rico
y Nicaragua. Actualmente, el equipo mantiene el título
del orbe,
Más de cuatro décadas han transcurrido desde aquel
despegue y la certeza del camino emprendido se aprecia cuando
vemos que Cuba ha triunfado en 23 de los 26 campeonatos mundiales
en que ha participado. A ello se agrega que en dos alcanzó
el segundo lugar y el tercero en otro. Siempre sus conjuntos
han sido medallistas, pero los aficionados aspiran a la victoria
y no perdonan la derrota, aunque solo una haya conducido al
conjunto a ocupar la segunda plaza. Así de exigentes
somos.
En Cuba, después de la llamada División Político
Administrativa en 1976, cuando surgieron 14 provincias y el
municipio especial de la Isla de la Juventud, comenzaron a construirse
modernos parques beisboleros, algunos con capacidad para 12
000 personas, otros con aforo para 25 000 y hasta 30 000 espectadores.
Cada uno de los 169 municipios dispone de múltiples estadios
y aunque no de la magnitud de los parques antes mencionados
suman varios miles las instalaciones que permiten reunir a más
de 350 000 jugadores en los torneos a nivel de barrios.
La ampliación de la cantidad de equipos en los clásicos
nacionales ha propiciado que surja un mayor número de
figuras y ya suman varias las generaciones de peloteros que
han actuado en las contiendas del superior nivel en la Isla.
Unas veces más que otra se ha sentido el cambio generacional
y del más reciente vemos que ya no están Orestes
Kindelán, un hombre que llegó a conectar 487 jonrones;
tampoco Antonio Pacheco, muy efectivo en los momentos cruciales;
ni Omar Linares, un tercera base que muchos comparan con los
mejores de todos los tiempos, o el short-stop
Germán Mesa, único en su posición. Calificativos
similares pudieran decirse del camagüeyano Luis Ulacia.
Precisamente esos cinco excepcionales peloteros viajaron en
2002 a Japón con el objetivo de insertarse, unos como
entrenadores y otros como jugadores, incluso en equipos profesionales
del país asiático.
Ahora la afición local aplaude los desempeños
de Frederich Cepeda, Kendry Morales, Amaury Casañas,
Michel Enríquez, Yulieski Gurriell e infinidad de jóvenes
valores.
Desde que el béisbol entró en el calendario de
los Juegos Olímpicos Cuba ha conseguido el título
en Barcelona 1992 y Atlanta 1996, pero en Sydney 2000 cayó
a la segunda posición, mientras Estados Unidos, que tuvo
de manager al otrora jugador de Grandes Ligas, Tom La Sorda,
se alzó con el título.
Durante el verano de 2004 en la contienda olímpica en
Atenas, volverán a ser ocho los conjuntos contendientes.
Es natural que otra vez salgan como favoritos los eternos rivales
de Cuba y Estados Unidos.
Los isleños irán decididos a reconquistar un trofeo
que según ellos deberán incluirlo en sus anaqueles;
los norteños, con esa fuerza adicional que les permite
contar con algunas de sus mejores figuras profesionales, también
saldrán a la grama en pos de la victoria.
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